Borges y el Tiempo

Borges y el Tiempo

Time is the substance I am made of. Time is a river which sweeps me along, but I am the river; it is a tiger which destroys me, but I am the tiger; it is a fire which consumes me, but I am the fire. The world, unfortunately, is real; I, unfortunately, am Borges.

Siempre hay consuelo en Borges y más ahora que los conflictos del mundo y las pandemias afligen a tantos. En medio del silencio del reloj digital —que no es menos opresivo que el ruido del tic tac—, presentamos esta selección de subrayados en los que el poeta y ensayista se pregunta qué es el tiempo.

En los días de aislamiento forzoso, el tiempo entre paredes es díscolo con el segundero. Las horas pasan entre la habitación, el baño, la cocina, la sala de estar y un tramo de la calle. Nadie quiere tener consciencia del alba, el crepúsculo y la noche. Aquí está el eco de Jorge Luis Borges, con el eco de sus antepasados, en su liberador intento por responder ¿qué es el tiempo?

“[…] recuerdo uno de los hermosos versos de Tennyson, uno de los primeros versos que escribió: Time is flowing in the middle of the night (El tiempo que fluye a medianoche). Es una idea muy poética esa de que todo el mundo duerme, pero mientras tanto el silencioso río del tiempo —esa metáfora es inevitable— está fluyendo en los campos, por los sótanos, en el espacio, está fluyendo entre los astros”. 

—Yo diría que siempre sentimos esa antigua perplejidad, esa que sintió mortalmente Heráclito en aquel ejemplo al que vuelvo siempre: nadie baja dos veces al mismo río. ¿Por qué nadie baja dos veces al mismo río? En primer término, porque las aguas del río fluyen. En segundo término —esto es algo que ya nos toca metafísicamente, que nos da como un principio de horror sagrado—, porque nosotros mismos somos también un río, nosotros también somos fluctuantes. 

El tiempo del problema es ese. Es el problema de lo fugitivo: el tiempo pasa. 

—Vuelvo a recordar aquel hermoso verso de Boileau: El tiempo en el momento en que algo ya está lejos de mí. Mi presente —o lo que era mi presente— ya es el pasado. Pero ese tiempo que pasa no pasa enteramente

—¿Qué es la eternidad? La eternidad no es la suma de todos nuestros ayeres. La eternidad es todos nuestros ayeres, todos los ayeres de todos los seres conscientes . Todo el pasado, ese pasado que no se sabe cuándo empezó. Y luego, todo el presente. Este momento presente que abarca todas las ciudades, todos los mundos, el espacio entre los planetas. Y luego, el porvenir. El porvenir, que no ha sido creado aún, pero que también existe. 

—Hay una sentencia del gran místico inglés William Blake que dice: El tiempo es la dádiva de la eternidad. Si a nosotros nos mostraran el ser una sola vez, quedaríamos aniquilados, anulados, muertos. En cambio, el tiempo es la dádiva de la eternidad. La eternidad nos permite todas esas experiencias de un modo sucesivo. Tenemos días y noches, tenemos horas, tenemos minutos, tenemos la memoria, tenemos las sensaciones actuales, y luego tenemos el provenir, un porvenir cuya forma ignoramos aún pero que presentimos o tememos. 

—El tiempo vendría a ser un don de la eternidad. La eternidad nos permite vivir sucesivamente. Schopenhauer dijo que felizmente para nosotros nuestra vida está dividida en días y en noches, nuestra vida está interrumpida por el sueño. Nos levantamos por la mañana, pasamos nuestra jornada, luego dormimos. Si no hubiera sueño sería intolerable vivir, no seríamos dueños del placer. La totalidad del ser es imposible para nosotros. Así nos dan todo, pero gradualmente. 

—¿Qué es el momento presente? el momento presente es el momento que consta un poco de pasado y un poco de porvenir. El presente en sí es como el punto infinito de la geometría. El presente en sí no existe. No es un dato inmediato de nuestra conciencia. Pues bien; tenemos el presente, y vemos que el presente está gradualmente volviéndose pasado, volviéndose futuro. 
—El presente no se detiene. No podríamos imaginar un presente puro, sería nulo. El presente tiene siempre una partícula de pasado, una partícula de futuro.

—Si el tiempo es la imagen de lo eterno, el futuro vendría a ser el movimiento del alma hacia el porvenir. el porvenir sería a su vez la vuelta a lo eterno. Es decir, que nuestra vida es una continua agonía. Estamos continuamente naciendo y muriendo. Por eso el problema del tiempo nos toca más que los otros problemas metafísicos. Porque los otros son abstractos. El del tiempo es nuestro problema. ¿Quién soy yo? ¿Quién es cada uno de nosotros? ¿Quiénes somos? Quizás lo sepamos alguna vez. Quizás no. Pero mientras tanto, como dijo San Agustín, mi alma arde porque quiero saberlo.

Jorge Luis Borges

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